Hace semanas que debería de haber escrito esta entrada, pero como siempre voy posponiendo y ocupando mis días con mil cosas y tiempo cero para estas cosas, además ya sabéis que me cuesta ponerme...
Me he dado cuenta que soy como los móviles de tercera generación, que al ser tan multifuncionales necesitan recargar la batería con mucha frecuencia, pues yo igual.
Este viaje que me propongo relataros ha sido eso, una recarga de batería y el haber tardado en escribir esta entrada, me permite volver a recargar al recordar la aventura.
Bueno, pues entrando en materia, muchos ya sabéis que este año mis vacaciones han sido un viajito con amigas a los Picos de Europa.
Para mi lo mas importante era lo de ir con amigas, no os imagináis lo que se echa en falta a las amigas y el poder hablar sin pensar ni gesticular todo el rato para que te entiendan.
Ya he repetido en diversas ocasiones que me siento muy afortunada de tener las amistades que tengo, las esporádicas, las de siempre, las amigas de los cursos, no sé en ese sentido tengo bastante suerte, siempre consigo estar rodeada de buenas amistades y esto hace que siempre me sienta en familia y para nada sola.
Este viaje lo he realizado con dos supermontañeras, por un lado Encarni, que aún conociendonos poco, hemos conectado la mar de bien y este viaje, creo que hablo por las dos, marca un antes y un después en nuestra amistad y por el otro lado mi florecilla Mariluz, con la que uní mi alma en cada uno de los 163km que recorrimos juntas en el Camino de Santiago.
El mérito del viaje hay que reconocerselo a la organizadora del mismo, Mariluz; no nos ha sorprendido porque, ya sabemos que donde se ponga una buena gestión, ahí esta el cascabelillo de Mariluz Arráez, pero no nos podíamos imaginar que una semana iba a dar para tanto.
Partimos desde Armería, bueno yo desde Torre del mar, donde cogí autobús hacía El Ejido, después de pasar una noche con mi amiga Ana y su bonita barriga Martina; llegando a la estación de autobuses ya podía ver a mis escandalosas amigas con un cartel de papel higiénico en el que me habían escrito bien grande BIENVENIDA...aquí comienza la aventura...
Pues sin un minuto de descanso cambio el bus por el coche y nos ponemos rumbo al primer destino: Ávila.
Aquí pasaríamos la primera noche y temprano partiríamos al día siguiente hacia Covadonga, por lo que en Ávila hicimos una visita nocturna a la muralla, una cena de lujo, en un bar que ya tenía la cocina cerrada pero que al cocinero le caímos en gracia y nos preparo algunos platillos típicos para que no nos fuésemos con mal sabor de boca de Ávila, y desde luego que lo consiguió...

A mi particularmente me encantaron las lagunas y beber de la fuente de los 7 caños y ver esa basílica rosa que corona a Covadonga...además saber que mis padres hacia años habían estado allí, me hizo apreciar mas ese lugar, no puedo evitar acordarme de mi padre en los viajes, le encantaba viajar y disfrutar de paisajes, gastronomía e historia y por eso lo noto presente en todas mis pequeñas aventuras...
Esa noche la pasamos en la Posada del Monasterio, Albergue super majo que se encuentra en Cangas y con el que teníamos concertada la bajada del río Sella al día siguiente.
que bien pensado!! remar, remar pero remar pa na, no! mejor remar para beber unas sidrillas...
además pudimos asistir a un curso intensivo y reducido de como escanciar la sidra y que sepáis que la versión completa del curso vale 300€ a nosotras nos salió solo por unos tragos de sidra y derroche de simpatía de la granaina, almeriense y la presente malagueña...
Tras la bajada, un poco de turismo en la zona, visita de la Playa de Gulpiyuri, diminuta playa oculta que se encuentra entra la costa de Llanes y Ribadesella. No llega a 50m de longitud pero increíblemente espectacular, porque el agua llega a ella a través de un túnel que hay entre las rocas. E increíbles vistas desde el acantilado. Nos deleitamos con los ruidosos Bufones y acabamos la jornada en Ribadesella, aquí no nos acompañó el tiempo y al romper a llover decidimos que el día había sido ya lo suficiente completo, así que de vuelta al albergue y a descansar, que aún nos quedaba mucho por hacer.
por cierto la fabada la quemamos a la vuelta a Caín, por lo que en el albergue nos dimos un buen homenaje con la cena, embutidos guennnizzziimos, ensalada magistral y setas con cabrales que estaban de rechupete...
Cuarta etapa: Fuente De, subida en telesférico y posterior subida a pie al mirador de Horcajos Negros y bajada por el valle del Liebano hasta el punto de partida... esta etapa tubo perejiles ehhh!!
Este día nos alojamos en un coquetísimo albergue a unos kilometros del pueblo de Potes, destino que al día siguiente abordaríamos en plan turistas totales y cargadas de energía después de haber andado o remado nuestros 100 km en los Picos y bien completos pues de Asturias a León y terminando en Cantabria han sido 100 km de lo mas representativos de este parque natural que nos ha enamorado.
Dispuestas a disfrutar de nuestro día de compras, tapas y sidra ahí que nos plantamos la representación andaluza en todo el centro de Potes, recorrimos sus tiendas, sus puentes, sus calles emblemáticas e hicimos parada técnica en el Restaurante el Cayo...y menuda parada... le sacamos partido a nuestro curso acelerado de escaciar sidra, ahí corrian apuestas a que la granaina no era capaz de escanciar tres vasos a la vez y como no, con gracia y elegancia Encarni dejo boquiabiertos al peculiar público y corrieron las botellas de sidra a nuestro favor para el resto del día.

la verdad es que el día no tuvo desperdicio y como colofón a nuestro viaje, rompió nuestras espectativas...
personalmente me quedo con el momento cafelito emotivo de las tres en el Cayo...solo por ese momento, una aguanta otro año entero, pues en esta vida eso es lo que realmente cuenta, las emociones a flor de piel el contacto real entre las personas y el sentir que tienes tu lugar en la vida de los que te rodean...