Para los que estamos fuera de casa, recibir una visita, es algo de lo mas especial que se vive en la distancia.
A mi se me suma ese afán y disfrute que me da preparar mi casa, cocinar para mas de uno y en definitiva hacer lo mas acogedora posible la estancia para mis invitados. Creo que algún día debería plantearme en serio gestionar una pequeña fonda, hostalito o albergue, sé que me iba a gustar la experiencia.
El reto ha sido para todos, para mi, no bastaba con preparar mi casa y algo de comida, he tenido que poner en práctica el master en tita que llevo años haciendo, he tenido que buscar carrito, silla para bebes para el coche, cuna, pañales, potitos etc, para que a la peque no le faltara de nada y a sus abuelas no les diera un soponcio de saber que con solo 8 meses viajaba a otro país y no iba a estar atendida.
Para los papis, ni os cuento, quieras o no, tenían la preocupación del viajar en avión, (además han volado con rynair, toda una aventura) y para el resto de familiares pues igualmente nervios y preocupación por la pequeña.
Gracias a Dios todo salió a pedir de boca, además de contar con la genética 4x4 de Martina que se ha adaptado a todo.

Admiración a la labor y paciencia que constantemente practica Borja, y disfrute en el mas amplio de los sentidos por cada ratito que he tenido a esa simpática y graciosa enana donde las haya, que sin decir aún palabra pero, con esos ojazos, lo dice todo.

Creo que Borja se ha ido hasta con agujetas, ese carro con ruedas mínimo para la nieve, y que solo conoce la marcha hacia delante o hacia atrás, que un giro era toda una maniobra y que pesaba como un tractor, ha sido motivo de mil de nuestras risas, casi culpable de un atropello, pero que en realidad, para la pequeña ha sido como ir en limusina de bebes, o eso pensábamos nosotros al verla tan chiquitina en tremenda anchura.
De todas formas he de agradecer a Samawal y a Jorge la ayuda prestada con el carro y la cuna, han sido de lo mas útiles.
