Yo
he querido experimentar, sentirme pez bajo el agua y ver un documental
de esos que siempre me han embobado, esta vez en directo.
La
experiencia no ha tenido desperdicio, pues además de necesitar
desconectar por unos días, he alcanzado unos de los objetivos de mi
lista de cosas por hacer alguna vez.
Tras
una semana algo liada, de tejes y manejes, firmas de contrato,
finiquitos y hasta alguna mentirijilla que tuve que echar, pude poner
rumbo a Cabo de Palos, Murcia
Eran
muchas las emociones que empaqueté en mi maleta de no mas de 10kg, sigo
volando con Rynair, supongo que me ilusionaba enormemente correr esta
aventura marina y una vez mas, vencer el miedo que da verte en un medio
para el que el ser humano no está preparado, pero que con ingenio lo
vence y lo mejor de todo, lo hace casi suyo y se permite el lujo de
disfrutarlo.

La
primera experiencia fue el bautismo, es la primera toma de contacto con
todo, con el traje, aletas, gafas, botella, regulador (tubitos como yo
los llamaba), y su correcto manejo y montaje. Realmente en este momento
no tienes que saber mucho, pues en esta primera inmersión el instructor
hace todo por ti y solo tienes que familiarizarte un poco con el
respirador y dejar que los nervios no te aparten de lo que va a ser una
experiencia decisoria para seguir aprendiendo.
Las
inmersiones que he realizado a lo largo del curso han sido en Cala
Correos, frente al faro de cabo de Palos. La temperatura fue durante
toda la semana genial y la visibilidad dentro del agua muy buena.
Aunque
sinceramente, durante el curso yo no paraba a pensar en nada de esto,
solo intentaba poner en práctica toda la información teórica que estaba
recibiendo y claro está, no liarla parda. Aún así hay instantes en los
que pude dejarme invadir por el silencio y disfrutar del espectáculo
submarino.
Las
clases y los ejercicios fueron bastante bien y sin problemas, salvando
que la comunicación bajo el agua no ha sido mi fuerte y que encontrar el
manómetro para ver la cantidad de aire, en alguna ocasión, fue motivo
de risas para mi monitor. Tras un examen tipo test y habiendo realizado
las inmersiones de entrenamiento, ya puedo decir que tengo mi curso PADI
Open Water Diver o buceador 1*, pero aquí no queda la cosa... llega el
día de mi primera inmersión en la reserva, con mas gente y aunque
pegadita a mi instructor, nerviosa era poco, como me encontraba en ese
momento. No quería que me invadiesen los nervios, que no controlase la
flotabilidad y, o me fuese al fondo, o me comportase como un globo de
feria escapado de las manos de un niño, por lo cual, mi concentración
era casi máxima en estos quehaceres y solo pude disfrutar pequeños
instantes del color del mar, del espectáculo marino que dan los peces,
de la cantidad de especies que hay.
Respiré
tanto aire que mi inmersión duró solo 34 minutejos, tanto desgaste
nervioso bajo el mar, hace que consumas aire muy deprisa y yo como buena
principianta, así de rápido lo consumí.
Pero
ya subida en el barco, esperando al resto de compañeros, sentí por un
instante que esta experiencia ha sido de las mejores que he tenido en la
vida y que siempre que necesite calmarme he de recordar la sensación
que da estar bajo el mar y ser parte de semejante escenario.
Como
colofón a esta experiencia el Domingo pude compartir mi última
inmersión en Cabo de Palos, en la reserva, esta vez de la mano de la
persona que ha hecho realidad esta aventura en este momento, mi amigo
Moisés Chanfreut. Gracias de todo corazón y no cambies nunca, eres de
verdad increíble.
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