
A mas de uno/a le va a dar pena lo que os voy a contar, pero como dice mi madre, no se le puede tener apego a las cosas materiales, pues las cosas deben tener su lugar y nunca pueden tener mayor presencia que los sentimientos, las personas y las circunstancias.
Muy a mi pesar, me planteo vender mi furgoneta, ya sé que no es una tragedia, pero sabéis el cariño que le tengo a mi gran cajón metálico con ruedas, que lleva estando presente en mi vida ya casi diez años.
He visto mi vida empaquetada y dentro de ella, en mas de una ocasión, he compartido viajes, aventuras, mudanzas de amigos, escapadas de campings o noches de playa, fiel ayudante en mis tareas de campo y en mis trabajos, presente en mas de una conversación importante y hasta en mas de un momento intimo y romántico, creo por eso, que merece con creces este pequeño homenaje.
Lo mas gracioso es que siempre me opuse a su compra, para nada me hacía ilusión tener una furgoneta como coche utilitario y vaya si he cambiado de opinión.
Ahora pienso en comprar un coche mas pequeño y barato de mantener, por las circunstancias que en estos momentos vivo y se me coge un pellisquillo al pensar que pierdo a esa que ya parece una extensión mía y que es tan práctica, tanto para mi, como para los que me rodean. A ver, si pidiera a mis lectores que escribieran algún momento en lo que se han beneficiado de mi "marifurgo" o "la frago", como yo la llamo, seguro que habría historias para un buen rato.
Es curioso y a la vez absurdo como ponemos sentimientos a las cosas materiales, y les damos tanta importancia al poseer y alcanzar esos objetivos cuantificados y llenos de valor. Yo la primera, pues la mitad de mis quebraderos de cabeza son económicos y no por no tener cubiertas las necesidades básicas, mas bien por no poder subir al carro de esta sociedad en la que ahora nos movemos.
Escribiendo esto no es que vaya a dejar de tener las mismas preocupaciones, pero si es un momento en el que tomo aire y respiro profundo y alivio a el alma por unos segundos, no creo que el objetivo real de mi existencia sea tener y acumular, quiero dejarme empapar por otras aspiraciones algo mas espirituales, por así llamarlas. El dinero y las posesiones deben ir en concordancia, no digo yo, que no ayuden y nos proporcionen calidad de vida y seguridad, pero no van a ser el objetivo de mis días o por lo menos eso intento.

Espero que a su próximo dueño le proporcione como mínimo la mitad de los buenos ratos que a mi.
Buen viaje!!
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